La gran noticia de la 56 Serie Nacional es el regreso del Rey Alfredo. Despaigne, el cuarto bate del Cuba y de Granma, el hombre grande del Chiba Lote, en Japón, le puso su impronta a la temporada beisbolera. Solo su presencia repletó de aficionados al bayamés Mártires de Barbados.

El 54 de los Alazanes respondió a su público que deliró con sus primeros dos jonrones y nueve empujadas en un solo partido. Para eso lo llevaron los japoneses a su liga y para eso lo queremos también nosotros. Por cierto, la bujía encendió los maderos de los dirigidos por Carlos Martí, que en los primeros 12 juegos de esta etapa son los únicos arriba de 300 y también los punteros en defensa con excelente 984, bien por encima del 974 del promedio general de los seis concursantes. Sus pitchers también son los mejores (2.77).

Solo Ciego de Ávila —cuarta en ofensiva (253) y defensa (968) y tercera en pitcheo (3.33)—, y Villa Clara, quinta al bate (251), sexta en fildeo (961) y segunda desde la lomita (3.25), han tenido mejor balance de victorias y derrotas en este arranque de la segunda vuelta.

Como ven, el panorama es bien distinto al de la primera manga de la justa. Cuando concluyan los cotejos que se inician hoy, la Serie habrá cubierto el primer tercio de la presente etapa. Y la diferencia, además sustancial, es la ausencia en los primeros tres párrafos de la palabra Matanzas.

Todavía no está en peligro, y creo que ni por mucho, la condición de líder de los yumurinos. Sin embargo, en aquel tercio inicial su average de ganados y perdidos era de un astronómico 933 (14 victorias en 15 salidas) y hoy es de 417 (cinco en 12). Entonces disfrutaba del primer lugar entre 16 y hoy es quinta (5 en 7) en esa docena de choques.

¿Qué les pasa a los yumurinos? En el deporte, como en cualquier otra circunstancia no hay manera de sostener un ritmo como el que le llevaron al increíble balance de 42 triunfos y solo tres reveses de la fase de apertura. En otras palabras, si se somete un carro a 150 kilómetros por hora durante una larga travesía, o choca o se le acaba la gasolina. La presente etapa cuenta de otros 45 desafíos, en los cuales los rivales se han fortalecido, sobre todo en pitcheo, al quedar fuera de la lid el equipo de mejores lanzadores, Pinar del Río. No por gusto de los 30 refuerzos, 15 fueron lanzadores.

En el arranque de la etapa conclusiva, Ma­tanzas no batea para más de 300, sino 272, se­gunda superada por Granma; en la defensa su 978 es también solo inferior a la de los granmenses (984). El problema ha sido el pitcheo, que si bien fue el mejor de la fase anterior, en lo que va de esta es el peor, con 4.72 de promedio de carreras limpias por juego. Es al que más le batean los rivales (292), muy superior al average de la ronda, que es de 265. Como si fuera poco es el segundo equipo que más extrabases acepta, con 21, tres menos que los de Granma. Pero este último aspecto cobra mayor peso, pues su cuerpo de serpentineros ha regalado 54 boletos, uno menos que el que más transfiere, el de Camagüey.

No creo que a los cocodrilos se les haya terminado el combustible, incluso, pienso que para ellos es mejor que el lógico descenso del ritmo les llegue ahora y no cercano o en los propios partidos de postemporada, cuando los cuatro que aspiren al cetro también se verán aún más reforzados con otros tres resortes en sus filas.

Tampoco debe esperarse una larga racha ne­gativa, por aquel viejo adagio deportivo de que un equipo no es tan bueno cuando está ganando ni tan malo cuando está perdiendo. Además, cuenta con herramientas suficientes para la recuperación. Pero ojo, el foco de atención de la temporada se posa hoy en el parque matancero Vic­toria de Girón, pues si alguien puede seguir reduciendo la ventaja del líder, es el actual campeón que debe ser un incómodo huésped en esa plaza yumurina.

Lo cierto es que esa diferencia, junto al regreso del Rey Alfredo, nos han devuelto ese enigma que solo un terreno de pelota es capaz de crear.