Una de las novedades de la 53 Serie Nacional de Béisbol fue el traslado de Dainer Moreira Ramírez hacia Matanzas. El guantanamero vistió durante siete años los colores de su provincia natal, en las que bateó para 316, conectando en seis ocasiones más de un centenar de imparables.
Sus características lo convierten en el mejor “hombre proa” de la pelota cubana en la actualidad. Rápido entre las bases, hábil con el madero, bateador de todas las bandas del terreno son algunas de sus armas, que lo definen como un blanco difícil de dominar.
Después de dos meses a la caza del torpedero de los Cocodrilos ¡al fin! concretamos un diálogo serio. Minutos antes de iniciar la serie frente a los Indios de Guantánamo nos sentamos a conversar.
Dainer se veía tranquilo y en pocos minutos viviría una sensación un tanto conmovedora: enfrentar a sus compañeros que lo vieron crecer dentro del terreno. “Enfrentar a la provincia donde me formé como pelotero y obtuve los resultados que hasta ahora tengo en el béisbol resulta una experiencia bastante incómoda…”
Dainer nació en Guajacal, pequeño asentamiento del municipio de Imías. Con solo cinco años su padre lo lleva a vivir para Holguín. “Era bastante intranquilo cuando pequeño, sobre todo tenía mucha agilidad para correr.” Tal era así que el primer deporte que practicó fue el atletismo. “A los 14 años estaba en la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) Pedro Díaz Coello, de Holguín, en atletismo y es cuando decido cambiarme para la pelota. Siempre mi pasión fue el béisbol, lo jugaba en los piquetes de barrio y aunque llegué un poco tarde a practicarlo de forma organizada, sabía que iba a tener buenos resultados.”
Sin embargo, tuvo que esperar varios años para llegar a una Serie Nacional. “En Holguín me decían que no podía ser torpedero porque no era bueno a la defensa, bateaba en la Serie provincial, pero después tenía que regresar para la casa. Un tío me dijo que en Guantánamo se iba a retirar Jesús “Chucho” Ruiz y que era mi oportunidad para demostrar mis condiciones. Es por esto que a los 22 años regreso a Guantánamo, jugué el campeonato provincial y terminé líder de los bateadores. Gracias a mi rendimiento integré el equipo de la Liga de Desarrollo y posteriormente la Serie Nacional.”
La noticia que el “punta de lanza” de los Indios se convertiría en Cocodrilo generó regocijo en unos y otros no lo podían creer. “Mi mamá vive en Merceditas, en Cárdenas, y ha tenido problemas de salud. Creí que era el momento para acercarme un poco más a ella. Esta decisión no ha tenido nada que ver con los aficionados ni con las autoridades de Guantánamo.”
Hay algo que sorprende a los seguidores de nuestro pasatiempo nacional. ¿Cómo Moreira puede conectar la bola con esa forma tan increíble de pararse en el cajón de bateo? “Desde que debuté en Series Nacionales adopté esta manera de batear debido a que se me hacía difícil pegarle a la pelota, me paré así y esto me ayuda a ser un chocador de bolas.”
Dainer es uno de los hombres que más alegre juega a la pelota. “Siempre salgo al terreno a divertirme y esto no quiere decir que me relaje, cuando uno juega sin presión los resultados son positivos. Antes prefería batear, pero con la madurez deportiva he aprendido que muchas veces un fildeo puede salvar un partido, por eso me preparo en los dos aspectos.”
Moreira se identifica con Eduardo Paret como su paradigma en el campo corto y reconoce que la preparación con Matanzas fue más exigente. “El entrenamiento es más riguroso, los profesores te exigen que todo lo que hagamos en el terreno salga a la perfección, esto ha sido una experiencia nueva para mí.”
En el poco tiempo libre que le deja el béisbol prefiere jugar con su niño Dainer Daniel, estar con su esposa Doreyi Guevara y compartir con familiares y amigos.
Los matanceros lo han acogido como un hijo más. “Me gusta la provincia. Tiene lugares muy hermosos a los cuales he visitado. Las personas conocen mucho de béisbol y siguen a sus peloteros. También las autoridades del Partido y el Gobierno me han apoyado en todo momento.”
Hay un hombre al cual Moreira le estará eternamente agradecido. “Víctor Mesa me dio la posibilidad de venir para acá. Es como un padre con el cual puedes contar para cualquier problema. Me ayuda a erradicar algunas deficiencias, sobre todo defensivas y a pesar de que llevo poco tiempo en la provincia me ha enseñado bastante.”
Como todo atleta cubano Dainer Moreira sueña con vestir el uniforme de las cuatro letras. “Quisiera hacer el equipo Cuba, algo que no ha sido posible a pesar de mi rendimiento. Antes sueño con lograr el título nacional con Matanzas y ese es el compromiso que tenemos con el pueblo.”
Sus características lo convierten en el mejor “hombre proa” de la pelota cubana en la actualidad. Rápido entre las bases, hábil con el madero, bateador de todas las bandas del terreno son algunas de sus armas, que lo definen como un blanco difícil de dominar.
Después de dos meses a la caza del torpedero de los Cocodrilos ¡al fin! concretamos un diálogo serio. Minutos antes de iniciar la serie frente a los Indios de Guantánamo nos sentamos a conversar.
Dainer se veía tranquilo y en pocos minutos viviría una sensación un tanto conmovedora: enfrentar a sus compañeros que lo vieron crecer dentro del terreno. “Enfrentar a la provincia donde me formé como pelotero y obtuve los resultados que hasta ahora tengo en el béisbol resulta una experiencia bastante incómoda…”
Dainer nació en Guajacal, pequeño asentamiento del municipio de Imías. Con solo cinco años su padre lo lleva a vivir para Holguín. “Era bastante intranquilo cuando pequeño, sobre todo tenía mucha agilidad para correr.” Tal era así que el primer deporte que practicó fue el atletismo. “A los 14 años estaba en la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) Pedro Díaz Coello, de Holguín, en atletismo y es cuando decido cambiarme para la pelota. Siempre mi pasión fue el béisbol, lo jugaba en los piquetes de barrio y aunque llegué un poco tarde a practicarlo de forma organizada, sabía que iba a tener buenos resultados.”
Sin embargo, tuvo que esperar varios años para llegar a una Serie Nacional. “En Holguín me decían que no podía ser torpedero porque no era bueno a la defensa, bateaba en la Serie provincial, pero después tenía que regresar para la casa. Un tío me dijo que en Guantánamo se iba a retirar Jesús “Chucho” Ruiz y que era mi oportunidad para demostrar mis condiciones. Es por esto que a los 22 años regreso a Guantánamo, jugué el campeonato provincial y terminé líder de los bateadores. Gracias a mi rendimiento integré el equipo de la Liga de Desarrollo y posteriormente la Serie Nacional.”
La noticia que el “punta de lanza” de los Indios se convertiría en Cocodrilo generó regocijo en unos y otros no lo podían creer. “Mi mamá vive en Merceditas, en Cárdenas, y ha tenido problemas de salud. Creí que era el momento para acercarme un poco más a ella. Esta decisión no ha tenido nada que ver con los aficionados ni con las autoridades de Guantánamo.”
Hay algo que sorprende a los seguidores de nuestro pasatiempo nacional. ¿Cómo Moreira puede conectar la bola con esa forma tan increíble de pararse en el cajón de bateo? “Desde que debuté en Series Nacionales adopté esta manera de batear debido a que se me hacía difícil pegarle a la pelota, me paré así y esto me ayuda a ser un chocador de bolas.”
Dainer es uno de los hombres que más alegre juega a la pelota. “Siempre salgo al terreno a divertirme y esto no quiere decir que me relaje, cuando uno juega sin presión los resultados son positivos. Antes prefería batear, pero con la madurez deportiva he aprendido que muchas veces un fildeo puede salvar un partido, por eso me preparo en los dos aspectos.”
Moreira se identifica con Eduardo Paret como su paradigma en el campo corto y reconoce que la preparación con Matanzas fue más exigente. “El entrenamiento es más riguroso, los profesores te exigen que todo lo que hagamos en el terreno salga a la perfección, esto ha sido una experiencia nueva para mí.”
En el poco tiempo libre que le deja el béisbol prefiere jugar con su niño Dainer Daniel, estar con su esposa Doreyi Guevara y compartir con familiares y amigos.
Los matanceros lo han acogido como un hijo más. “Me gusta la provincia. Tiene lugares muy hermosos a los cuales he visitado. Las personas conocen mucho de béisbol y siguen a sus peloteros. También las autoridades del Partido y el Gobierno me han apoyado en todo momento.”
Hay un hombre al cual Moreira le estará eternamente agradecido. “Víctor Mesa me dio la posibilidad de venir para acá. Es como un padre con el cual puedes contar para cualquier problema. Me ayuda a erradicar algunas deficiencias, sobre todo defensivas y a pesar de que llevo poco tiempo en la provincia me ha enseñado bastante.”
Como todo atleta cubano Dainer Moreira sueña con vestir el uniforme de las cuatro letras. “Quisiera hacer el equipo Cuba, algo que no ha sido posible a pesar de mi rendimiento. Antes sueño con lograr el título nacional con Matanzas y ese es el compromiso que tenemos con el pueblo.”