Cuando ya están definidos tres puestos a la segunda ronda del IV Clásico Mundial de Béisbol, Cuba y Australia medirán fuerzas en los predios del estadio Tokyo Dome en busca del último cupo.
Desde las 12:00 del mediodía, hora local (10 de la noche en Cuba), ambas selecciones saldrán con todo, conscientes de que se trata del enfrentamiento que decidirá los destinos de antillanos y “canguros” en el mayor torneo del deporte entre selecciones nacionales.
Australia llega con solo una victoria en nueve enfrentamientos en las tres ediciones precedentes del certamen, y nunca ha podido pasar de la fase clasificatoria.
No obstante, la nómina dirigida por Jon Deeble cuenta con un respetable cuerpo de pitcheo, que incluye a 11 lanzadores con experiencia en las Grandes Ligas estadounidenses.
Entre ellos sobresale el derecho Liam Hendriks —quien pudiera abrir el partido—, integrante de los Atléticos de Oakland y que en la temporada de 2016 cerró con un promedio de carreras limpias de 3. 76 y promedio de hombres embasados por entrada (WHIP) de 1. 28 en 64. 2 innings.
Cuba dispondrá del diestro Lázaro Blanco, actualmente la mejor carta de una novena que en su primera presentación cayó frente a los locales nipones, seis carreras por 11, y venció a China seis por cero en su segunda jornada.
Blanco lideró en cuanto a victorias (14) y promedio de carreras limpias (1.63) en la etapa regular de la edición 56 del campeonato cubano de las bolas y los strikes.
El mes pasado, en la Serie del Caribe, con sede en la urbe mexicana de Culiacán, integró el Todos Estrellas de la lid, en la cual permitió solo una carrera limpia en 13 capítulos y un tercio, sumada su labor contra los dominicanos Tigres del Licey y los locales Águilas de Mexicali, en los que ganó y perdió respectivamente.
Durante la gira de preparación de la franquicia caribeña por tierras asiáticas, el serpentinero granmense lanzó ante la dotación profesional Hermanos Elefantes, de Taipéi de China, y en cuatro episodios solo admitió un hit e impidió que le anotaran. Más tarde chocó con los japoneses Búfalos de Orix y en igual cantidad de capítulos permitió una única raya.
La mayor de las Antillas se trazó como principal meta en el IV Clásico avanzar a la segunda etapa, y para ello sus jugadores tendrán que ser más oportunos madero en ristre y mostrarse pacientes en el cajón de bateo, pues se enfrentarán a un pitcheo de nivel.
Los lanzadores deberán custodiar aún más a los corredores, si bien los australianos no se distinguen por su rapidez como es el caso de los asiáticos, para evitar el robo de bases (ya Cuba acumula cuatro en dos juegos).
En la versión inicial de la competencia, en el año 2006, la Isla tuvo su mejor actuación, al alcanzar la medalla de plata, luego de caer en la discusión del título ante Japón, seis anotaciones por diez.
Desde las 12:00 del mediodía, hora local (10 de la noche en Cuba), ambas selecciones saldrán con todo, conscientes de que se trata del enfrentamiento que decidirá los destinos de antillanos y “canguros” en el mayor torneo del deporte entre selecciones nacionales.
Australia llega con solo una victoria en nueve enfrentamientos en las tres ediciones precedentes del certamen, y nunca ha podido pasar de la fase clasificatoria.
No obstante, la nómina dirigida por Jon Deeble cuenta con un respetable cuerpo de pitcheo, que incluye a 11 lanzadores con experiencia en las Grandes Ligas estadounidenses.
Entre ellos sobresale el derecho Liam Hendriks —quien pudiera abrir el partido—, integrante de los Atléticos de Oakland y que en la temporada de 2016 cerró con un promedio de carreras limpias de 3. 76 y promedio de hombres embasados por entrada (WHIP) de 1. 28 en 64. 2 innings.
Cuba dispondrá del diestro Lázaro Blanco, actualmente la mejor carta de una novena que en su primera presentación cayó frente a los locales nipones, seis carreras por 11, y venció a China seis por cero en su segunda jornada.
Blanco lideró en cuanto a victorias (14) y promedio de carreras limpias (1.63) en la etapa regular de la edición 56 del campeonato cubano de las bolas y los strikes.
El mes pasado, en la Serie del Caribe, con sede en la urbe mexicana de Culiacán, integró el Todos Estrellas de la lid, en la cual permitió solo una carrera limpia en 13 capítulos y un tercio, sumada su labor contra los dominicanos Tigres del Licey y los locales Águilas de Mexicali, en los que ganó y perdió respectivamente.
Durante la gira de preparación de la franquicia caribeña por tierras asiáticas, el serpentinero granmense lanzó ante la dotación profesional Hermanos Elefantes, de Taipéi de China, y en cuatro episodios solo admitió un hit e impidió que le anotaran. Más tarde chocó con los japoneses Búfalos de Orix y en igual cantidad de capítulos permitió una única raya.
La mayor de las Antillas se trazó como principal meta en el IV Clásico avanzar a la segunda etapa, y para ello sus jugadores tendrán que ser más oportunos madero en ristre y mostrarse pacientes en el cajón de bateo, pues se enfrentarán a un pitcheo de nivel.
Los lanzadores deberán custodiar aún más a los corredores, si bien los australianos no se distinguen por su rapidez como es el caso de los asiáticos, para evitar el robo de bases (ya Cuba acumula cuatro en dos juegos).
En la versión inicial de la competencia, en el año 2006, la Isla tuvo su mejor actuación, al alcanzar la medalla de plata, luego de caer en la discusión del título ante Japón, seis anotaciones por diez.