El Capitán San Luis vibrará, como lo hizo el José Ramón Cepero avileño, con rugido ensordecedor y doble zarpazo de sus Tigres sobre Pinar del Río en la final de la pelota cubana.

Una novena de Roger Machado compacta, sin bajas excesivas en los últimos cinco clásicos, bien reforzada, capaz de tomar un alirón después del slump evidenciado tras el impasse provocado por la Serie del Caribe.

Digamos que la balanza está inclinada sobremanera a favor de los monarcas defensores, y ni siquiera en los dos días de asueto mentores y protagonistas han descansado, pues sus músculos y mentes, además de soportar la travesía hacia vueltaabajo, están por completos imbuidos en la definición de la pasión de Cuba, para coronar un torneo que ciertamente ha mermado mucho su nivel cualitativo.

Vayamos al foco de atención: según datos aportados por el estadístico Yirsandy Rodríguez, en los últimos 25 años, 12 finales abrieron 2-0, y solo dos de los equipos que comenzaron perdiendo lograron ser campeones: Santiago de Cuba frente a Industriales en 1999, y los propios Leones capitalinos contra Villa Clara en el 2010.ahí no termina el asunto, en los últimos 15 play off, el que ha ganado el primer partido se ha proclamado rey en una decena de ocasiones.

Toca entonces analizar algunos factores X que incidieron en los desenlaces de los dos primeros actos de una batalla campal.

OFENSIVA

Ciego se las ha ingeniado para conectar mejor a un pitcheo vueltabajero que llegó algo desgastado a la final, luego de extender su serie semifinalista frente a Matanzas hasta el séptimo partido.

Si bien el zurdo refuerzo granmense Guillermo Avilés no ha conectado de hit aún, José Adolis García, Ariel Borrero, Osvaldo Vázquez y compañía han cargado de su novena, bateando de indiscutible a la hora cero, con un total de 22 inatrapables y 11 carreras en 22 episodios.

Previamente las huestes avileñas se habían dado gusto bateándole al endeble staff de pitcheo de Industriales, con 28 anotaciones y 37 cañonazos en cuatro desafíos. Hasta este minuto en la postemporada promedian colectivamente para astronómicos 339, con 59 inatrapables, 39 veces pisado el home plate y 29 hombres fletados en posición anotadora.

Del lado opuesto en este match de vida o muerte los dos primeros turnos de la tropa de jorge Ricardo Gallardo han estado pésimos. Denis Laza y Donal Duarte se fueron de 12-0 en el segundo choque, y únicamente Laza entró en circulación por error de Raúl González. En el duelo inicial no fue muy diferente el asunto, pues Lázaro Ramírez se fue en blanco en par de ocasiones, y Duarte conectó un incogible en cuatro comparecencias.

Con esos rubros pobres de sus jugadores proa en el line up, Yosvani Alarcón poco ha podido demostrar su poder de fuego madero en ristre.

Los de la provincia del mejor tabaco de Cuba han encontrado 93 hombres en circulación, de los cuales solo han logrado remolcar a 26, además de haberse tomado 42 ponches. De conjunto batean para 285. Hay otra realidad que los golpea: las molestias o serios problemas físicos de Lázaro Ramírez, Yusniel Ibáñez, William Saavedra, Donal Duarte y un Alarcón golpeado tras el último choque.

PITCHEO

Ciego exhibe números contundentes: maniataron a la ofensiva azul y le han permitido solo una limpia a Pinar, al punto de que su cuerpo de serpentineros en 44 capítulos tiene un promedio de limpias de 1.84, les conectan apenas para 250, han ponchado a 20 rivales y solo les han jonroneado en tres oportunidades, con buen rendimiento del refuerzo Lázaro Blanco. Criticable en cierta medida, las 17 bases por bolas propinadas. El tridente abridor de Vladimir García, Blanco y Dachel Duquesne ha estado a la altura, completados con los polifuncionales Yander Guevara, Leorisbel Sánchez y Alberto Bicet, y el portento veloz taponero Yuniel Cano.

El arma de exterminio histórica de los pinareños no ha estado con el toque fino de siempre. Sus números así lo evidencian, además de que han tenido que echar mano en exceso de su as Yosvani Torres y el zurdo estabilizador Liván Moinelo. Entre todos sus lanzadores acumulan en postemporada 70 actos en los que les batean para 314, con 6.30 limpias por cada nueve innings, 46 estrucados y 28 extrabases permitidos, de ellos 12 vuelacercas.

A su desgaste semifinalista se suma la inestabilidad de Yaifredo Domínguez, y la falta de confianza en Erlis Casanova, de poco desempeño en esta fase.

Ciertamente estos enfrentamientos generan una dosis extra de presión, no todos los jugadores responden de la misma manera, y en esa cuerda podemos analizar a la defensa de los tigres, con tres marfiladas costosas en par de desafíos.

Llega este domingo a su tercer capítulo la final. Como se han visto ambas novenas, Ciego no tiene muchas fisuras y se encamina hacia la reedición del cetro. Yosvani Torres, desde la colina de los suspiros, tendrá la ardua misión de contener a su ofensiva. El suspense está planteado. Dachel Duquesne lanzará del otro costado. El terreno, como siempre sucede, dirá.