El receptor puertorriqueño de los Cerveceros, Martín Maldonado, tenía una vista bien clara desde el plato hacia la antesala. Eso no le importó a Yoenis Céspedes, jardinero de los Tigres. El cubano lo desafió y corrió en busca de estafarse la antesala.

El tiro de Maldonado voló al tercera base y Céspedes anotó tranquilamente.

Fue la segunda vez que el cubano se roba la tercera base en igual número de intentos esta temporada. Céspedes estuvo de 7-6 en intentos de robo de la antesala el año pasado y estafó la segunda en una sola ocasión. Lo hizo cuatro veces en cinco intentos en el 2013.

En contraste, Céspedes lució lento cuando intentó estafarse la intermedia más adelante en el juego del miércoles, siendo puesto fuera por Maldonado por un paso. El cubano no ha podido robarse la segunda base en dos intentos esta campaña. El año pasado apenas se la estafó una vez en tres intentos y tres veces de nueve en el 2013.

El toletero está desafiando la noción de que es más difícil robarse la antesala que la intermedia. Pero para Ian Kinsler, es casi una habilidad distinta

“Se trata más de un robo anticipado”, dijo Kinsler.

El coach de la inicial de los Tigres, el venezolano Omar Vizquel–quien también es instructor de corrido de bases–coincide con lo expresado por Kinsler. Tiene que ver mucho con la colocación y la habilidad para dar un salto desde la segunda base con más facilidad que desde la inicial.

“Si puedes leer al pitcher y tienes un buen brinco, tienes una mejor oportunidad de estafarte la antesala”, aseguró Vizquel. “Muchos corredores temen intentar robársela porque la tercera base está más cerca del receptor, pero si te despegas mucho y sientes que puedes calcular el tiempo de entrega al plato del lanzador en turno, eso es todo lo que necesitas. ¿Por qué no intentarlo?

“Cuando uno está en la primera base no siempre es fácil despegarse mucho de la almohadilla. Si estás moviéndote y tomando distancia y el infielder no hace nada, es más fácil estafarte la antesala”.