La mala racha del cubano Frederich Cepeda no parece tener fin. El espirituano lleva de 18-0 en su segunda temporada con los Gigantes de Yomiuri en la Liga profesional japonesa y me parece (ojalá esté equivocado) que la directiva del club más mediático en ese país no esperará mucho para enviarlo a la “segunda división” o…peor, cancelarle el contrato.
¿Qué ha pasado con Cepeda? Después de su buena actuación en la Serie del Caribe, en San Juan, donde jugó un rol importante en el triunfo de Pinar del Río, la Federación lo autorizó a no participar en la segunda parte de la 54 Serie Nacional de béisbol, para que pudiera incorporarse a los Gigantes en el entrenamiento primaveral.
Cepeda comenzó como regular del equipo, pero sus malos resultados lo llevaron al banco y, a partir de ese momento, el manager de los Gigantes lo ha utilizado como bateador emergente. En total ha intervenido en 16 desafíos y en sus 24 comparecencias se ha tomado 5 ponches y ha recibido 6 bases por bolas. Cero hits. ¿Podrá recuperarse? Esperemos que sí, pero su historia se parece, quizás demasiado, a la de Omar Linares.
Mientras en Tokio persiste la decepción con Cepeda, me imagino que en Yokohama no existan “pensamientos positivos” hacia Yuliesky Gourriel. Después de la incomprensible actitud del pelotero y la cancelación de su contrato, la directiva de los Baystars comenzó una campaña de descuento, para vender a mitad de precio las camisetas que ya había producido con el número y nombre de “Gurriel”.
Creo que la historia de Gourriel tiene muchísimos puntos negros. El contrato era de 3 millones de dólares (la Federación se quedaría con un 10 – 20% en impuestos, así que estamos hablando de una cantidad no despreciable, por jugar 5 meses, menos uno, que tenía autorizado para intervenir en los Juegos Panamericanos de Toronto). ¿Por qué entonces este pelotero decidió no presentarse a los diferentes llamados que le hizo el club nipón? Las especulaciones son diversas que van desde posturas absurdas (temor a los aviones, como si nunca hubiera volado), pasando por una lesión (de la que, apenas 15 días después de la cancelación del contrato, ya está recuperado, según afirma su hermano Yunieski) hasta posibles mega contratos en Grandes Ligas (nadie ha confirmado ni negado la supuesta propuesta de los Yankees de Nueva York).
Mientras, la Federación cubana, que es el agente de todos los peloteros, apenas publicó una escueta nota, en la que culpa de todo al atleta. ¿Se imaginan a un agente de un deportista, en otros contextos, renunciar tan fácilmente a 300 mil – 600 mil dólares, que era el porcentaje que le correspondería a la Federación por el contrato con el Yokohama?
El silencio de la Federación, del pelotero, de los medios de comunicación (¡ni una sola declaración de Gourriel!) ha sido lamentable. Gourriel se cerró, de seguro para siempre (¿qué otro equipo se arriesgaría a firmarlo, tras el fiasco del Yokohama?) la puerta de la segunda liga profesional de béisbol más importante del mundo ¿Hizo esto porque ve posible la apertura de otra “puerta”, con muchos más ceros a la derecha en una cuenta bancaria? Tiempo al tiempo.
¿Qué ha pasado con Cepeda? Después de su buena actuación en la Serie del Caribe, en San Juan, donde jugó un rol importante en el triunfo de Pinar del Río, la Federación lo autorizó a no participar en la segunda parte de la 54 Serie Nacional de béisbol, para que pudiera incorporarse a los Gigantes en el entrenamiento primaveral.
Cepeda comenzó como regular del equipo, pero sus malos resultados lo llevaron al banco y, a partir de ese momento, el manager de los Gigantes lo ha utilizado como bateador emergente. En total ha intervenido en 16 desafíos y en sus 24 comparecencias se ha tomado 5 ponches y ha recibido 6 bases por bolas. Cero hits. ¿Podrá recuperarse? Esperemos que sí, pero su historia se parece, quizás demasiado, a la de Omar Linares.
Mientras en Tokio persiste la decepción con Cepeda, me imagino que en Yokohama no existan “pensamientos positivos” hacia Yuliesky Gourriel. Después de la incomprensible actitud del pelotero y la cancelación de su contrato, la directiva de los Baystars comenzó una campaña de descuento, para vender a mitad de precio las camisetas que ya había producido con el número y nombre de “Gurriel”.
Creo que la historia de Gourriel tiene muchísimos puntos negros. El contrato era de 3 millones de dólares (la Federación se quedaría con un 10 – 20% en impuestos, así que estamos hablando de una cantidad no despreciable, por jugar 5 meses, menos uno, que tenía autorizado para intervenir en los Juegos Panamericanos de Toronto). ¿Por qué entonces este pelotero decidió no presentarse a los diferentes llamados que le hizo el club nipón? Las especulaciones son diversas que van desde posturas absurdas (temor a los aviones, como si nunca hubiera volado), pasando por una lesión (de la que, apenas 15 días después de la cancelación del contrato, ya está recuperado, según afirma su hermano Yunieski) hasta posibles mega contratos en Grandes Ligas (nadie ha confirmado ni negado la supuesta propuesta de los Yankees de Nueva York).
Mientras, la Federación cubana, que es el agente de todos los peloteros, apenas publicó una escueta nota, en la que culpa de todo al atleta. ¿Se imaginan a un agente de un deportista, en otros contextos, renunciar tan fácilmente a 300 mil – 600 mil dólares, que era el porcentaje que le correspondería a la Federación por el contrato con el Yokohama?
El silencio de la Federación, del pelotero, de los medios de comunicación (¡ni una sola declaración de Gourriel!) ha sido lamentable. Gourriel se cerró, de seguro para siempre (¿qué otro equipo se arriesgaría a firmarlo, tras el fiasco del Yokohama?) la puerta de la segunda liga profesional de béisbol más importante del mundo ¿Hizo esto porque ve posible la apertura de otra “puerta”, con muchos más ceros a la derecha en una cuenta bancaria? Tiempo al tiempo.