El enigma de Darién Núñez le sigue quitando el sueño a entrenadores y aficionados tuneros por igual.

El lanzador zurdo con mejores condiciones para imponerse en el béisbol cubano es poseedor de una recta peculiar, que más allá de viajar a 90 millas por hora tiende a moverse y confundir a los bateadores. Además, cuenta en su arsenal con una excelente curva y con un cambio que antes enseñaba más que ahora.

Sin embargo, lo cierto es que el descontrol sigue frenando su definitivo despegue, aun cuando en la presente edición del Campeonato Nacional de Béisbol para menores de 23 años, el primer abridor de Las Tunas haya registrado dos salidas consecutivas en las que apenas regaló dos bases por bolas en 11,1 innings.

Ante Sancti Spíritus, en el debut, Darién tiró seis sólidas entradas, con ocho ponches y solo un boleto. Unos días después, frente a Ciego de Ávila, trabajó 5,1 capítulos en los que otra vez dominó sus envíos, hasta el punto de regalar apenas un pasaporte gratis. Pero la regresión llegó este miércoles en el estadio Julio Antonio Mella, pues a pesar de ponchar a nueve bateadores en 4,1 entradas, el zurdo no pudo apuntarse la victoria luego de ser extraído del box por regalar siete boletos.

A pesar del paso atrás, el enorme talento del veloz serpentinero de "Amancio" exige de sus preparadores un esfuerzo redoblado, en pos de resolver los detalles de su mecánica de pitcheo que afectan el comando de sus lanzamientos. Porque, claro, la otra cuota de sacrificio le corresponde a él mismo, un joven de 22 años que tiene en sus propias manos la posibilidad de cambiar el futuro.