Humberto Guevara Yervilla es un gran estudioso del béisbol. Hablamos de un villaclareño y remediano de pura cepa que obtuvo resultados como pelotero en las categorías inferiores e incluso llegó a matricular en la Eide Provincial Héctor Ruiz.
Sin embargo, con apenas 17 años de edad, aun siendo juvenil, se percató de que su verdadera vocación era entrenar equipos y tomó ese rumbo.
Treinta años vinculados a la formación de beisbolistas le han convertido en uno de los mejores preparadores físicos de su territorio, y entre sus méritos aparece la contribución al triunfo de Villa Clara en la 52 Serie Nacional, en el 2013, tras 18 años de sequía ganadora.
Meses después de aquella proeza, en el 2014, Humberto finalizó con éxito un doctorado vinculado a nuestro deporte nacional, demostrando con resultados palpables que en esta disciplina también se hace ciencia.
Por estos días forma parte del grupo de expertos que evalúa la Serie de Preparación rumbo a los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla, rol en que lo sorprendieron las preguntas de JIT.
¿En qué consistió la investigación de su doctorado?
Trabajamos en un sistema para el control de la acción táctica, algo muy importante en el deporte contemporáneo. De esa actividad científica tienen que salir los mejores análisis y no solo de tu equipo, sino también de los contrarios.
El estudio fue más allá de las estadísticas…
Sí, las cifras solo brindan una información cuantitativa del juego. Sin embargo, la expresión de calidad que es el saber hacer, o sea la táctica, no queda reflejada en números. Nos basamos en el estudio de la táctica en diferentes equipos.
¿Cómo se ha puesto en práctica esa propuesta?
Hicimos un pilotaje de tres años en la Liga de Desarrollo en Villa Clara. Primero lo hicimos por áreas, como investigación-acción, y fuimos mejorándola según la práctica nos indicaba. Así llegamos al resultado final que consiste en un sistema evaluador de la acción táctica, a partir de la situación-solución y el efecto de la actividad de los jugadores.
¿Ha podido llevar la experiencia a otros equipos, más allá de la Liga de Desarrollo de Villa Clara?
He tenido esa posibilidad y es muy reconfortante porque no se ha quedado en el papel. Lo utilicé con el plantel campeón dirigido por Ramón Moré y también en la Serie del Caribe del 2014. He apoyado el alistamiento para eventos panamericanos juveniles y estuve como preparador del equipo Cuba asistente al Mundial Juvenil celebrado en el 2017 en Canadá. En todos esos casos se puso en práctica el sistema.
¿Cuál es su función en el grupo de expertos que supervisa la preparación rumbo a Barranquilla?
Se creó un grupo técnico-metodológico que funciona paralelamente a la Dirección Nacional de Béisbol. Estamos encargados de apoyar el entrenamiento y hacer el seguimiento a los atletas. Junto a Víctor Figueroa, un excelente profesor, superviso lo relacionado con la preparación física de los peloteros.
¿Qué le falta al pelotero cubano desde el punto de vista táctico?
Los grandes maestros del deporte resuelven las situaciones difíciles con una o dos variantes. Para ello tiene que existir un conocimiento teórico que facilite dar las mejores soluciones en un corto período de tiempo, y eso nos falta. La anticipación a la jugada es clave, máxime en una disciplina como esta que lo permite.
Sin embargo, con apenas 17 años de edad, aun siendo juvenil, se percató de que su verdadera vocación era entrenar equipos y tomó ese rumbo.
Treinta años vinculados a la formación de beisbolistas le han convertido en uno de los mejores preparadores físicos de su territorio, y entre sus méritos aparece la contribución al triunfo de Villa Clara en la 52 Serie Nacional, en el 2013, tras 18 años de sequía ganadora.
Meses después de aquella proeza, en el 2014, Humberto finalizó con éxito un doctorado vinculado a nuestro deporte nacional, demostrando con resultados palpables que en esta disciplina también se hace ciencia.
Por estos días forma parte del grupo de expertos que evalúa la Serie de Preparación rumbo a los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla, rol en que lo sorprendieron las preguntas de JIT.
¿En qué consistió la investigación de su doctorado?
Trabajamos en un sistema para el control de la acción táctica, algo muy importante en el deporte contemporáneo. De esa actividad científica tienen que salir los mejores análisis y no solo de tu equipo, sino también de los contrarios.
El estudio fue más allá de las estadísticas…
Sí, las cifras solo brindan una información cuantitativa del juego. Sin embargo, la expresión de calidad que es el saber hacer, o sea la táctica, no queda reflejada en números. Nos basamos en el estudio de la táctica en diferentes equipos.
¿Cómo se ha puesto en práctica esa propuesta?
Hicimos un pilotaje de tres años en la Liga de Desarrollo en Villa Clara. Primero lo hicimos por áreas, como investigación-acción, y fuimos mejorándola según la práctica nos indicaba. Así llegamos al resultado final que consiste en un sistema evaluador de la acción táctica, a partir de la situación-solución y el efecto de la actividad de los jugadores.
¿Ha podido llevar la experiencia a otros equipos, más allá de la Liga de Desarrollo de Villa Clara?
He tenido esa posibilidad y es muy reconfortante porque no se ha quedado en el papel. Lo utilicé con el plantel campeón dirigido por Ramón Moré y también en la Serie del Caribe del 2014. He apoyado el alistamiento para eventos panamericanos juveniles y estuve como preparador del equipo Cuba asistente al Mundial Juvenil celebrado en el 2017 en Canadá. En todos esos casos se puso en práctica el sistema.
¿Cuál es su función en el grupo de expertos que supervisa la preparación rumbo a Barranquilla?
Se creó un grupo técnico-metodológico que funciona paralelamente a la Dirección Nacional de Béisbol. Estamos encargados de apoyar el entrenamiento y hacer el seguimiento a los atletas. Junto a Víctor Figueroa, un excelente profesor, superviso lo relacionado con la preparación física de los peloteros.
¿Qué le falta al pelotero cubano desde el punto de vista táctico?
Los grandes maestros del deporte resuelven las situaciones difíciles con una o dos variantes. Para ello tiene que existir un conocimiento teórico que facilite dar las mejores soluciones en un corto período de tiempo, y eso nos falta. La anticipación a la jugada es clave, máxime en una disciplina como esta que lo permite.
Sigo diciendo que lo que se necesita es juego y eso se resuelve en los terrenos: En Camajuaní fabrican spikes artesanales muy buenos, los carpinteros fabrican bates, los talabarteros confeccionan guantes.
Entonces lo que hace falta es aplicar toda esta ciencia al hombre, al atleta... hagámosle un plan de producción a esos cubanos para que nuestro beisbol funcione, y no existan más quejas de que no hay recursos... que sí los hay, un saludo.
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