El béisbol es un deporte eminentemente estratégico, de eso no cabe la menor duda, pero hay otros muchos factores que influyen en el juego, como la inteligencia, la táctica, la pericia de los jugadores, su destreza, el entrenamiento mental y físico que se les haya proporcionado, las señas que usan e incluso la diplomacia, importantísima a la hora de discutir una decisión con los árbitros.
Curiosamente, el béisbol es un juego de cálculos, probabilidades y variables, pero también influye considerablemente la intuición, eso que muchos profesionales llaman “magia”. Precisamente por eso no existen alineaciones inamovibles.
Para alguien que no esté familiarizado con nuestro maravilloso deporte, una sustitución de doble cambio, los enigmas de una caminata internacional o algunas frases propias de la jerga del béisbol, como “toma dos y golpea derecha”, pueden parecer jeroglíficos. Por eso hay que sumergirse en el béisbol para entender que, cuando un entrenador de tercera base gira encabritado sobre sí mismo, está enviando señales a un corredor o a un bateador. Otra alternativa es consultar constantemente algún glosario especializado.
Las soluciones tácticas a las diversas complejidades que ha traído consigo este deporte lo han enriquecido hasta el punto de que muchos autores las consideran como la esencia misma del béisbol. Curiosamente, de acuerdo con el doctor Eduardo Martín Saura, “en Cuba la pelota se distingue por el empleo de la fuerza a la ofensiva y el poco uso de la rapidez en combinaciones tácticas entre el bateador y los corredores, jugadas ofensivas y defensivas sustentadas en esquemas tácticos tradicionales, entre otras características”. Al margen de este tipo de aseveraciones científicas que, por supuesto, están bien fundamentadas, cualquier aficionado medio puede llegar a conclusiones parecidas con la simple observación de los partidos de la Serie Nacional.
Durante los últimos años, la televisión cubana ha emitido en al menos dos ocasiones la exitosa película Moneyball, protagonizada por Brad Pitt y basada en la vida de Billy Beane, mánager general de los Atléticos de Oakland que revolucionó el mundo de este deporte en las grandes ligas aplicando la teoría de Bill James sobre el uso en el deporte de las matemáticas, la estadística y la economía.
De hecho, el béisbol ha sido comparado con otros juegos y deportes como el póker, en el que la estadística y las matemáticas también son fundamentales, de la misma forma que lo son el control físico y mental, la perseverancia, el lenguaje corporal y otros muchos factores que lo convierten, también, en un juego mágico. Algunas estrellas del deporte, como Cristiano Ronaldo, miembro del equipo de PokerStars SportStars, hacen especial hincapié en estas similitudes: “En las mesas de póker siempre reflejo la intensidad, el instinto y la determinación que muestro en el campo”.
No cabe duda de que cuando hablamos de béisbol no podemos referirnos a un sólo factor sino a un conjunto de ellos. Esa combinación de factores, que hacen a un equipo ganador, puede llamarse de muchas maneras pero siempre conlleva un poco de magia.
Curiosamente, el béisbol es un juego de cálculos, probabilidades y variables, pero también influye considerablemente la intuición, eso que muchos profesionales llaman “magia”. Precisamente por eso no existen alineaciones inamovibles.
Para alguien que no esté familiarizado con nuestro maravilloso deporte, una sustitución de doble cambio, los enigmas de una caminata internacional o algunas frases propias de la jerga del béisbol, como “toma dos y golpea derecha”, pueden parecer jeroglíficos. Por eso hay que sumergirse en el béisbol para entender que, cuando un entrenador de tercera base gira encabritado sobre sí mismo, está enviando señales a un corredor o a un bateador. Otra alternativa es consultar constantemente algún glosario especializado.
Las soluciones tácticas a las diversas complejidades que ha traído consigo este deporte lo han enriquecido hasta el punto de que muchos autores las consideran como la esencia misma del béisbol. Curiosamente, de acuerdo con el doctor Eduardo Martín Saura, “en Cuba la pelota se distingue por el empleo de la fuerza a la ofensiva y el poco uso de la rapidez en combinaciones tácticas entre el bateador y los corredores, jugadas ofensivas y defensivas sustentadas en esquemas tácticos tradicionales, entre otras características”. Al margen de este tipo de aseveraciones científicas que, por supuesto, están bien fundamentadas, cualquier aficionado medio puede llegar a conclusiones parecidas con la simple observación de los partidos de la Serie Nacional.
Durante los últimos años, la televisión cubana ha emitido en al menos dos ocasiones la exitosa película Moneyball, protagonizada por Brad Pitt y basada en la vida de Billy Beane, mánager general de los Atléticos de Oakland que revolucionó el mundo de este deporte en las grandes ligas aplicando la teoría de Bill James sobre el uso en el deporte de las matemáticas, la estadística y la economía.
De hecho, el béisbol ha sido comparado con otros juegos y deportes como el póker, en el que la estadística y las matemáticas también son fundamentales, de la misma forma que lo son el control físico y mental, la perseverancia, el lenguaje corporal y otros muchos factores que lo convierten, también, en un juego mágico. Algunas estrellas del deporte, como Cristiano Ronaldo, miembro del equipo de PokerStars SportStars, hacen especial hincapié en estas similitudes: “En las mesas de póker siempre reflejo la intensidad, el instinto y la determinación que muestro en el campo”.
No cabe duda de que cuando hablamos de béisbol no podemos referirnos a un sólo factor sino a un conjunto de ellos. Esa combinación de factores, que hacen a un equipo ganador, puede llamarse de muchas maneras pero siempre conlleva un poco de magia.
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