Ninguno de los tres conjuntos campeones de las cuatro versiones anteriores del Campeonato Nacional de Béisbol Sub-23 pudieron clasificar en esta quinta edición. Por consiguiente, esta justa verá coronarse a un nuevo rey.

En el torneo inicial Artemisa, ganador del grupo A con 13 triunfos y 11 reveses, se impuso en las fases semifinal y final para alzarse con el título. Un año después, otro integrante del grupo a, el Habana, fue el triunfador. En el 2016 y el pasado 2017 hubo un solo triunfador, Santiago de Cuba, con un elenco extremadamente bateador que supo dejar atrás a todos sus adversarios.

Ahora, cuando el calendario de la quinta versión aún no ha podido finalizar a causa de las intensas lluvias, ya en occidente clasificó Cienfuegos, el mejor equipo de la lid amparado por sus 28 triunfos y solo nueve reveses, separado a cinco unidades de la Isla de la Juventud, a la cual le restan por efectuar nueve desafíos, todos suspendidos por la inclemencia del tiempo.

Los Piratas, con balance de 20 y 11, pudieran ser los segundos en disputa, pero los Cocodrilos yumurinos están detrás separados por un juego y cinco encuentros por efectuar. Hay un tercero en la porfía, los Vegueros de Pinar del Río, a dos unidades de los matanceros y a tres de los pineros y nada menos que once partidos por cumplir.

El panorama en la zona oriental está mucho más despejado, pues ya los Alazanes de Granma son inalcanzables para los otros siete concursantes, y solo los Leñadores tuneros tienen posibilidades de empatar con ellos en la cima. Santiago de Cuba, con un único desafío pendiente y separado a 2,5 unidades de los granmenses (quienes ya completaron su calendario de 40 encuentros) vio frustrados sus sueños de aspirar a conquistar un tercer banderín.