Antes de celebrar el Día de las Madres este domingo, desde 2014 se habían jugado 982 partidos de temporada regular en la Serie Nacional categoría Sub-23, y los bateadores acumulaban en la caja de bateo una exagerada cifra de 10368. Ok, ese dato no suena tan espantoso si no les digo esto:

- De los 75 454 bateadores que han pasado por el plato de 2014 a 2017, ningún equipo tiene más boletos que ponches recibidos, aunque los jugadores de Santiago de Cuba solo se han ponchado 21 veces más de los pasaportes registrados.

- Isla de la Juventud es la otra cara de la moneda, con 340 ponches más que sus bases por bolas, mientras le sigue La Habana con 280.

- El único equipo que no se ha ponchado más de 600 ocasiones es Santiago de Cuba, ya que Sancti Spíritus cerró el sábado con 601 K’s en 4724 PA’s de sus peloteros.

Ya sabemos que hay muchísimos más ponches cada día que pasa, pero démosle un vistazo a las tasas en cada año:

2014: 14.5%
2015: 13.32%
2016: 12.49%
2017: 15.20%
Histórico: 13.74%

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Como pueden apreciar en las tasas de ponches, este año estamos teniendo una frecuencia jamás vista, aunque, no es un secreto que el núcleo de lanzadores dominantes es bien corto.

Estas son las tasas de boletos recibidos en el mismo lapso de tiempo:

2014: 9.65%
2015: 9.32%
2016: 9.98%
2017: 9.84%
Histórico: 9.70%

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Al menos en 2017, los boletos no parecen haber perdido el camino de la tendencia, que ya se había disparado en 2016 con una tasa de 9.98%. Eso sí, recuerden que la campaña actual aún no ha terminado, y las estadísticas aún podrían subir o bajas. Obviamente, eso depende de los equipos, pero al paso en que estamos viendo perecer por la vía de los strikeouts a los bateadores en el home plate, el récord negativo se ve llegar.

No obstante, y dando una mirada al desafío entre Artemisa y La Habana este domingo, fortalecí el pensamiento que tenía cuando entendí la cantidad de ponches de los bateadores a estas alturas: Estamos en presencia de una era donde, desde estas categorías, el pitcheo pegado se ha extinto… Estamos en una era —¡dura era!—, donde los bateadores son engañados de la manera más fácil y vieja que tiene el béisbol, pues la gran mayoría de los ponches son de jugadores que persiguen cualquier pitcheo alejado de la zona de confort.

Muchos serpentineros, incluso de velocidad aceptable para la liga, lanzan excesivamente en la zona de afuera y los receptores también contribuyen (como apretando un botón) a que estos fallos estratégicos sean más continuos. Lo peor es que, cuando los pitchers apelan al envío pegado, lo hacen con poco comando —obvio, no hay costumbre— y sin fortaleza, por temor a golpear al bateador o a que le halen con facilidad. En ocasiones, tal parece que los bateadores ya están ‘preparados’ para el lanzamiento, en muchas abanican y en las menos obtienen el éxito.

¿Qué sucedió el domingo en el estadio Santiago "Changa" Mederos? Este fue el inning de la decisión, y cuál mejor ejemplo que la secuencia utilizada por el pitcher cerrador de La Habana, Andy Rodríguez, a quien se le han marcado en varios pitcheos más de 90 y 91 mph.


Ganando el desafío por 3-1, Rodríguez enfrentó a la tanda de 2-3-4, con Jhony Hardy, Andy Cosme y Lian Camilo Rodríguez, quienes tenían de 10-2 en lo que iba de la tarde. Esta fue la secuencia:

Jhony Hardy: sencillo al jardín central en cuenta de 1-1, con una recta alta y afuera.
Andy Cosme: roleteó por segunda, en una jugada donde Hardy fue declarado out por obstruir al camarero Dairon Montoto. La conexión fue con una recta en 2-2.
Lian C. Rodríguez: se embasó por base por bolas, con una recta baja y afuera en cuenta de 3-2.
Yoel Cardoso: se ponchó abanicando una recta alta en cuenta de 2-2.
Osbec Pacheco: se embasó por base por bolas, con una recta afuera y baja en cuenta de 3-1.
Bryan Mesa: falló en elevado al jardín central, con una recta en cuenta de 2-2.
Y sí, Rodríguez le resolvió el éxito a La Habana, pero dejó las bases llenas y, lo peor, su secuencia indica que él tendrá la tarea de muchos ajustes por delante.

Este fue el resumen de su carta de pitcheo del inning, donde seguro usted encontrará algo parecido a esto:

- Lanzó 29 pitcheos, de ellos 25 rectas… ¡Ohhhh!... eso es promedio de 86.20%, demasiado dependiente de la recta.

- Lanzó solo dos curvas y un cambio de velocidad, según nos reflejó el coach de pitcheo de los capitalinos Frank Javier Menéndez, lo mismo que un 0.1% de envíos que no fueron rectas. ¿Cumplió Andy con la vieja teoría de romperle el tiempo a los swings contrarios?

- Ok, Rodríguez es cerrador, así que definitivamente puede que no esté mal muchas rectas para esta liga. Miren esto: el 68% de sus rectas fueron colocadas en la zona de afuera de sus rivales, tanto zurdos como derechos.

Creo que deberíamos regresar a la raíz de todo: Estamos viendo lanzar a estos chicos talentosos, demasiados pitcheos sin ubicación ni sentido. Sin embargo, aun así, Andy resolvió la situación, pues la oposición se vio muy por debajo de él en lo que fue uno de sus malos días.

¿Será que tenemos a los peores bateadores de todos los tiempos parados en el home del Nacional Sub-23?... ¿O hay talentos que emergen en el pitcheo?

Les dejo esas interrogantes que, para mí, ya están respondidas desde que puse a su disposición las comparaciones en los ponches desde 2014 a la fecha. Sigo creyendo que, del derecho Yosver Zulueta y los zurdos Dariel Góngora y Ulfrido García en fuera, estamos lejos de tener más menciones obligadas.