Cuando a sus 43 años y 20 campañas ya parecía un pelotero acabado, listo para emprender el camino del retiro tras su pálida actuación con el equipo de Villa Clara, Ariel Borrero Alfonso tomó un segundo aire en la fase complementaria de la 54 Serie Nacional, y se erigió en uno de los principales protagonistas de la segunda corona de los Tigres de Ciego de Ávila en nuestros certámenes beisboleros.
Muchos tal vez se sorprendieron cuando Roger Machado lo escogió como refuerzo en un momento en el que apenas exhibía 248 de average y 16 remolques; sin embargo, el inicialista anaranjado respondió a la confianza depositada en él por el manager avileño, que sin titubeos le dio la responsabilidad del cuarto turno en la alineación y logró elevar en 34 puntos su promedio ofensivo (282) y en 26 el número de empujadas (42).
De la tierra de la piña regresó Borrero convertido en el máximo productor de hits (203) e impulsador (109) en la historia de los play off, y con su tercer título en nuestros campeonatos nacionales, pues antes había experimentado la alegría de alcanzar el cetro en las contiendas de 1994-1995 y 2012-2013.
“Estoy muy contento con este resultado, me habría gustado más si hubiera ocurrido el viernes, en el sexton juego, para dedicárselo a Arianna, mi pequeña hija, que ese día cumplía años. Las cosas no salieron como deseaba, y aunque tuvimos que esperar un día más, lo importante es que finalmente pudimos coronarnos.
«Creo que la Isla de la Juventud merece también el reconocimiento de la afición, pues sin ser un equipo cuajado de estrellas ofreció mucha batalla sobre el terreno. Jugaron con gran combatividad e inspiración”, recalcó el sobresaliente pelotero, que también ostenta el liderato de veces al bate (619) —igualado con el capitalino Carlos Tabares— y el de bases recorridas con sus batazos (305) en duelos de postemporada.
—Acabas de conquistar tu tercer gallardete en series nacionales, ¿cuál de ellos disfrutaste más?
—El que ganamos bajo el mando de Ramón Moré en el 2012-2013, porque le devolvimos la alegría del triunfo a nuestra provincia después de 18 años de espera, y por la manera en que se decidió con un jonrón de Pestano, que no estaba bateando y conectó un cuadrangular con las bases llenas que todavía se recuerda.
—Entre los grandes problemas que experimentó el equipo de Villa Clara en el campeonato estuvo el pobre bateo. ¿Cómo explicar entonces que la mayoría de los refuerzos anaranjados exhibieran un buen comportamiento ofensivo en la segunda etapa?
—En el caso de los que jugamos en Ciego de Ávila,quizá porque nos sentimos más estimulados. La atención a los atletas fue exquisita. Allí cada integrante del equipo tenía un padrino que se preocupaba por los problemas personales y familiares de cada cual, cosa que no sucedió en la última temporada con el Villa Clara. Tal vez esto haya influido en la merma del rendimiento de nuestros muchachos, quienes prácticamente estuvieron disgustados desde el primer día de la Serie. Cuando se le presta atención a sus problemas, el atleta se siente más estimulado y animado, y rinde más.
—No eres el clásico jonronero, pues solo acumulas 139 en 6261 veces al bate; sin embargo, eres un empujador por excelencia.
—Me encanta impulsar carreras. Cuando hay corredores en bases soy «enfermo» a traerlos para «jon». Y si hay mayor presión, como en la segunda fase o los play off, me gusta mucho más.
—Estás a 42 hits de los 2000 y a 12 dobletes de convertirte en el tercer jugador de nuestro béisbol en completar los 400 tubeyes. ¿Piensas que vale la pena retirarte con este play off de ensueño y el título conseguido o continuar para redondear esas cifras?
—No he pensado en el retiro. Todavía me siento en plena forma deportiva. Volveré en busca de las marcas que mencionas.
—Una de las cosas que le faltan al conjunto villaclareño es definir su mascota. Se habla de naranja, Azucareros y Leopardos, ¿cómo te gustaría que denominaran al equipo?
—Los Leopardos.
Muchos tal vez se sorprendieron cuando Roger Machado lo escogió como refuerzo en un momento en el que apenas exhibía 248 de average y 16 remolques; sin embargo, el inicialista anaranjado respondió a la confianza depositada en él por el manager avileño, que sin titubeos le dio la responsabilidad del cuarto turno en la alineación y logró elevar en 34 puntos su promedio ofensivo (282) y en 26 el número de empujadas (42).
De la tierra de la piña regresó Borrero convertido en el máximo productor de hits (203) e impulsador (109) en la historia de los play off, y con su tercer título en nuestros campeonatos nacionales, pues antes había experimentado la alegría de alcanzar el cetro en las contiendas de 1994-1995 y 2012-2013.
“Estoy muy contento con este resultado, me habría gustado más si hubiera ocurrido el viernes, en el sexton juego, para dedicárselo a Arianna, mi pequeña hija, que ese día cumplía años. Las cosas no salieron como deseaba, y aunque tuvimos que esperar un día más, lo importante es que finalmente pudimos coronarnos.
«Creo que la Isla de la Juventud merece también el reconocimiento de la afición, pues sin ser un equipo cuajado de estrellas ofreció mucha batalla sobre el terreno. Jugaron con gran combatividad e inspiración”, recalcó el sobresaliente pelotero, que también ostenta el liderato de veces al bate (619) —igualado con el capitalino Carlos Tabares— y el de bases recorridas con sus batazos (305) en duelos de postemporada.
—Acabas de conquistar tu tercer gallardete en series nacionales, ¿cuál de ellos disfrutaste más?
—El que ganamos bajo el mando de Ramón Moré en el 2012-2013, porque le devolvimos la alegría del triunfo a nuestra provincia después de 18 años de espera, y por la manera en que se decidió con un jonrón de Pestano, que no estaba bateando y conectó un cuadrangular con las bases llenas que todavía se recuerda.
—Entre los grandes problemas que experimentó el equipo de Villa Clara en el campeonato estuvo el pobre bateo. ¿Cómo explicar entonces que la mayoría de los refuerzos anaranjados exhibieran un buen comportamiento ofensivo en la segunda etapa?
—En el caso de los que jugamos en Ciego de Ávila,quizá porque nos sentimos más estimulados. La atención a los atletas fue exquisita. Allí cada integrante del equipo tenía un padrino que se preocupaba por los problemas personales y familiares de cada cual, cosa que no sucedió en la última temporada con el Villa Clara. Tal vez esto haya influido en la merma del rendimiento de nuestros muchachos, quienes prácticamente estuvieron disgustados desde el primer día de la Serie. Cuando se le presta atención a sus problemas, el atleta se siente más estimulado y animado, y rinde más.
—No eres el clásico jonronero, pues solo acumulas 139 en 6261 veces al bate; sin embargo, eres un empujador por excelencia.
—Me encanta impulsar carreras. Cuando hay corredores en bases soy «enfermo» a traerlos para «jon». Y si hay mayor presión, como en la segunda fase o los play off, me gusta mucho más.
—Estás a 42 hits de los 2000 y a 12 dobletes de convertirte en el tercer jugador de nuestro béisbol en completar los 400 tubeyes. ¿Piensas que vale la pena retirarte con este play off de ensueño y el título conseguido o continuar para redondear esas cifras?
—No he pensado en el retiro. Todavía me siento en plena forma deportiva. Volveré en busca de las marcas que mencionas.
—Una de las cosas que le faltan al conjunto villaclareño es definir su mascota. Se habla de naranja, Azucareros y Leopardos, ¿cómo te gustaría que denominaran al equipo?
—Los Leopardos.