Parecía que se iba a producir un “ave rara” en nuestro béisbol, un duelo de lanzadores con el mínimo de carreras. El escenario: el estadio Calixto García, con el partido entre Industriales y Holguín, un marcador de 1-0 en siete entradas completas y una buena demostración de los dos abridores: los derechos Danny Betancourt y Norge Luis Ruiz.
Pero a partir del octavo capítulo todo cambió. Primero, el relevista de los Azules Ronny Valdés no pudo contener a los Cachorros de Irochi Bartutis, quienes tomaron el mando con una jugada también casi desaparecida de nuestro firmamento beisbolero, un squeeze play suicida bien ejecutado.
Después, en el noveno, el cerrador Yaisel Sierra fue incapaz de mantener la mínima ventaja de su equipo, inefectivo en extremo, al soportar cinco carreras limpias en solo un tercio de labor, similar a su sustituto en el box, Wilson Paredes, quien no sacó un out, enfrentando a tres bateadores y todos le conectaron de jit.
Ya con seis de ventaja para los Leones capitalinos, es decir, el pizarrón totalmente abierto, su mejor relevista, el zurdo Yohandri Portal, no pudo controlar sus envíos y luego fue víctima de los bateadores holguineros. El mentor Lázaro Vargas se vio obligado entonces a traer al veterano Alberto Bisset —posible abridor en el primer choque ante Granma este viernes—, para finalizar el desafío. No es el único caso, pues Roger Machado tuvo que echarle mano a Yander Guevara, otro abridor, para ganar el tercer choque de la subserie ante los Cazadores de Artemisa.
“La ofensiva se ha disparado”, comentan muchos aficionados. Pero no puede ser de otra forma cuando nuestros serpentineros no tienen concepto de la zona de strike y regalan bases por bolas a granel para después tirar un lanzamiento demasiado fácil por el centro de la zona.
Ese es el principal motivo de los abultados marcadores. Por ejemplo, 52 carreras se marcaron el martes, 45 en los juegos diurnos del miércoles, y durante la semana sobresalen los duelos a batazos entre los Piratas pineros y los Alazanes en Bayamo, con super nocao incluido favorable a la Isla (19-3 en cinco capítulos), con un total de 67 anotaciones en los tres partidos.
Se suponía que en la segunda fase, con 28 lanzadores de los mejores pertenecientes a los ocho conjuntos eliminados, el pitcheo subiría de nivel. Ha sido todo lo contrario, especialmente los relevistas, a quienes los rivales les batean para 296, con pobre efectividad de 5,32. Sin dudas, los apagafuegos están en candela.
Pero a partir del octavo capítulo todo cambió. Primero, el relevista de los Azules Ronny Valdés no pudo contener a los Cachorros de Irochi Bartutis, quienes tomaron el mando con una jugada también casi desaparecida de nuestro firmamento beisbolero, un squeeze play suicida bien ejecutado.
Después, en el noveno, el cerrador Yaisel Sierra fue incapaz de mantener la mínima ventaja de su equipo, inefectivo en extremo, al soportar cinco carreras limpias en solo un tercio de labor, similar a su sustituto en el box, Wilson Paredes, quien no sacó un out, enfrentando a tres bateadores y todos le conectaron de jit.
Ya con seis de ventaja para los Leones capitalinos, es decir, el pizarrón totalmente abierto, su mejor relevista, el zurdo Yohandri Portal, no pudo controlar sus envíos y luego fue víctima de los bateadores holguineros. El mentor Lázaro Vargas se vio obligado entonces a traer al veterano Alberto Bisset —posible abridor en el primer choque ante Granma este viernes—, para finalizar el desafío. No es el único caso, pues Roger Machado tuvo que echarle mano a Yander Guevara, otro abridor, para ganar el tercer choque de la subserie ante los Cazadores de Artemisa.
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