Por muy natural que sea, hay cosas que no deberían pasar, no esta vez, no con la deuda que se tiene con él. José Modesto Darcourt se nos está muriendo y no hay manera humana que podamos asumirlo con resignación. Darcourt es beisbol, es coraje y es muy necesario, aunque muchos hicieran maldades innombrables por condenarlo al olvido. Me niego a aceptar el destino.
Y es que no puedo tomar otro camino, pues el destino está siendo irónico, pues José Modesto Darcourt es grande, inmenso, a tal extremo que le guapeaba a los mejores bateadores de su era (quizás la mejor época de todas desde el 59), se crecía donde algunos pitchers de renombre no podían y todo esto con el apodo de “El Chiqui”, pues entre otras razones, su fisonomía no es impresionante. Su coraje, su inquebrantable carácter y su hombría si son de los hombros al cielo.
Darcourt acaba de ser operado del colon, pero según la versión de varios amigos, en su entrañable Cojimar, El Chiqui está lanzándole al dolor a pura morfina, pues los dolores son fuertes, aunque se, como mismo sabíamos todos aquella tarde del 87 frente a Serranos en el Latino, que eso no puede vencerlo. Si no pudieron los Kindelan, los Pacheco, los Fausto, que van a poder unos dolores contra uno de los mejores zurdos de todos los tiempos en la capital y Cuba.
No obstante me siento en deuda, pues Darcourt se desencantó de la pelota cubana, mejor dicho, lo desencantaron y con todo el talento que tenia, con todas las agallas que le sobran, lo quisieron condenar al olvido. De hecho El Chiqui se retiró con solo 32 años de edad, sin ganas de subirse a la lomita, de sacar out a sus rivales y de ponchar a todo el que quiso, pues unos imbéciles de guayabera y bigotes oficiales, le cortaron las alas. Todos (la prensa) debimos haber hecho más, pues aunque durante su carrera yo era un niño, después que llegue al periodismo tenía que haber luchado por otorgarle el lugar que corresponde a un pelotero tan popular como Darcourt.
En este trabajo publico los enlaces a un trabajo hecho por el colega Fernando Rodríguez, el 6 de octubre del 2011 en baseballdecuba.com y a una entrevista excelente realizada por de Juliana Venero, publicada el 18 de septiembre del 2011 en caimanbarbudo.com, por ser trabajos donde se habla de la carrera de este atleta y de lo que pudo ser, de haber tenido el favoritismo de los funcionarios de entonces, además de interioridades de su vida fuera del terreno. De igual manera les dejo el citado juego, en su mejor versión de youtube, para los que puedan verlo aprecien y/o recuerden el espectáculo que era verlo subido en la lomita, su lomita, haciendo lo que mejor supo hacer, lanzar.
Ningún pelotero ha dicho con más orgullo que su camiseta favorita es la de Metropolitanos, ni siquiera Enriquito Díaz, pues El Chiqui nunca se ha caracterizado por las frases medias o la diplomacia. Lo de él es tirar strikes y ganar juegos. Hoy José Modesto está trepado en la más inevitable de las lomitas, en el único juego que uno no quiere lanzar. Darcourt tenemos la certeza, lo está haciendo con el valor que siempre demostró.
Darcourt lucha en su marítimo pueblo contra el destino, grita “fuera” para capturar flies que otros quieren (hay del que se pusiese en el medio), decide el mismo su juego y los managers se lo permiten, pues ha ese hombre le sobran cojones y calidad para imponer su estilo.
El muy competitivo Darcourt hoy está lanzando un partido contra la muerte muy difícil de ganar, pues ninguno de nosotros los mortales podemos escapar de los caprichos de la parca, no obstante les digo una frase que aprendí hace muy poco y se apega de lujo a este momento, “…uno muere dos veces, la física e inevitable es la primera y la segunda es cuando la última persona del mundo deja de hablar de ti…”
Darcourt, como dios nuestro reencarnado en El Chiqui, será inmortal entonces, pues eternamente contaremos sus historias, tratando inútilmente de desenmarañar el mito, entender cómo llegó a 1000 (1344) ponches y 100 (129) victorias en solo 12 temporadas completas (entre sus dos últimas campañas solo tiró 13 entradas), como se las arregló para exhibir el increíble promedio de carreras limpias de 2.83, cuando toda su carrera fue frente a bates de aluminio y bateadores temibles. En fin Darcourt tiene un sitio infinito en nuestra historia beisbolera, a pura voluntad y aptitud.
Sirva este pequeño trabajo para todo el que quiera mandarle un mensaje al zurdo nuestro, en su lecho de muerte, donde su familia (infinito tesoro que siempre ha defendido) se los leerá, pues muchos estamos comprometidos en este mismo instante a cumplir con el honor de hacerle saber el placer, el privilegio y la dicha que ha sido tenerlo como ídolo de varias generaciones.
El beisbol cubano está a punto de ver como otra estrella se apaga en la tierra y se enciende en el cielo, Darcourt es esa estrella, un adiós de parte nuestra (los que como mortales adoramos a los dioses correctos) es lo menos que podemos hacer.
Por siempre tus fanáticos (sé que muchos se van a unir).
Daniel de Malas Andreu.
Y es que no puedo tomar otro camino, pues el destino está siendo irónico, pues José Modesto Darcourt es grande, inmenso, a tal extremo que le guapeaba a los mejores bateadores de su era (quizás la mejor época de todas desde el 59), se crecía donde algunos pitchers de renombre no podían y todo esto con el apodo de “El Chiqui”, pues entre otras razones, su fisonomía no es impresionante. Su coraje, su inquebrantable carácter y su hombría si son de los hombros al cielo.
Darcourt acaba de ser operado del colon, pero según la versión de varios amigos, en su entrañable Cojimar, El Chiqui está lanzándole al dolor a pura morfina, pues los dolores son fuertes, aunque se, como mismo sabíamos todos aquella tarde del 87 frente a Serranos en el Latino, que eso no puede vencerlo. Si no pudieron los Kindelan, los Pacheco, los Fausto, que van a poder unos dolores contra uno de los mejores zurdos de todos los tiempos en la capital y Cuba.
No obstante me siento en deuda, pues Darcourt se desencantó de la pelota cubana, mejor dicho, lo desencantaron y con todo el talento que tenia, con todas las agallas que le sobran, lo quisieron condenar al olvido. De hecho El Chiqui se retiró con solo 32 años de edad, sin ganas de subirse a la lomita, de sacar out a sus rivales y de ponchar a todo el que quiso, pues unos imbéciles de guayabera y bigotes oficiales, le cortaron las alas. Todos (la prensa) debimos haber hecho más, pues aunque durante su carrera yo era un niño, después que llegue al periodismo tenía que haber luchado por otorgarle el lugar que corresponde a un pelotero tan popular como Darcourt.
En este trabajo publico los enlaces a un trabajo hecho por el colega Fernando Rodríguez, el 6 de octubre del 2011 en baseballdecuba.com y a una entrevista excelente realizada por de Juliana Venero, publicada el 18 de septiembre del 2011 en caimanbarbudo.com, por ser trabajos donde se habla de la carrera de este atleta y de lo que pudo ser, de haber tenido el favoritismo de los funcionarios de entonces, además de interioridades de su vida fuera del terreno. De igual manera les dejo el citado juego, en su mejor versión de youtube, para los que puedan verlo aprecien y/o recuerden el espectáculo que era verlo subido en la lomita, su lomita, haciendo lo que mejor supo hacer, lanzar.
Ningún pelotero ha dicho con más orgullo que su camiseta favorita es la de Metropolitanos, ni siquiera Enriquito Díaz, pues El Chiqui nunca se ha caracterizado por las frases medias o la diplomacia. Lo de él es tirar strikes y ganar juegos. Hoy José Modesto está trepado en la más inevitable de las lomitas, en el único juego que uno no quiere lanzar. Darcourt tenemos la certeza, lo está haciendo con el valor que siempre demostró.
Darcourt lucha en su marítimo pueblo contra el destino, grita “fuera” para capturar flies que otros quieren (hay del que se pusiese en el medio), decide el mismo su juego y los managers se lo permiten, pues ha ese hombre le sobran cojones y calidad para imponer su estilo.
El muy competitivo Darcourt hoy está lanzando un partido contra la muerte muy difícil de ganar, pues ninguno de nosotros los mortales podemos escapar de los caprichos de la parca, no obstante les digo una frase que aprendí hace muy poco y se apega de lujo a este momento, “…uno muere dos veces, la física e inevitable es la primera y la segunda es cuando la última persona del mundo deja de hablar de ti…”
Darcourt, como dios nuestro reencarnado en El Chiqui, será inmortal entonces, pues eternamente contaremos sus historias, tratando inútilmente de desenmarañar el mito, entender cómo llegó a 1000 (1344) ponches y 100 (129) victorias en solo 12 temporadas completas (entre sus dos últimas campañas solo tiró 13 entradas), como se las arregló para exhibir el increíble promedio de carreras limpias de 2.83, cuando toda su carrera fue frente a bates de aluminio y bateadores temibles. En fin Darcourt tiene un sitio infinito en nuestra historia beisbolera, a pura voluntad y aptitud.
Sirva este pequeño trabajo para todo el que quiera mandarle un mensaje al zurdo nuestro, en su lecho de muerte, donde su familia (infinito tesoro que siempre ha defendido) se los leerá, pues muchos estamos comprometidos en este mismo instante a cumplir con el honor de hacerle saber el placer, el privilegio y la dicha que ha sido tenerlo como ídolo de varias generaciones.
El beisbol cubano está a punto de ver como otra estrella se apaga en la tierra y se enciende en el cielo, Darcourt es esa estrella, un adiós de parte nuestra (los que como mortales adoramos a los dioses correctos) es lo menos que podemos hacer.
Por siempre tus fanáticos (sé que muchos se van a unir).
Daniel de Malas Andreu.