"La grandeza se demuestra con hechos, y Pinar probó otra vez porque es uno de los equipos más grandes de Cuba", sentenció Alfonso Urquiola al término del partido ante Las Tunas que le dio la clasificación para la segunda etapa a los actuales campeones de la pelota nacional.

Hace apenas dos semanas el futuro lucía gris para los más occidentales, tras el forfeit del Latinoamericano el balance de 15 triunfos y 19 derrotas dejaba mal parados a los muchachos de Urquiola, peor aún, tenían que enfrentar el cierre de la etapa sin su mentor y con varios titulares lesionados.

Pero la sanción a Alfonso tocó el orgullo de atletas, técnicos y afición y a partir de ese momento todo cambió: ocho éxitos en las próximas nueve salidas consiguieron el último boleto a la próxima fase y ahora todos saben que Pinar es contendiente de peso.

En alguna ocasión escuché a un sabio del deporte decir que "ningún jugador es tan bueno como todos juntos", algo que demostraron los suplentes de Pinar, protagonistas en gran medida del repunte final.

Lázaro Blanco, Olber Peña, Dayron Hernández, Yanciel Ajete o Liván Moinelo desde el montículo, fueron importantes y aportaron a la causa verde.

El cuerpo técnico que lideró Gallardo en ausencia de Urquiola tomó buenas decisiones y mostró profesionalidad en un momento complicado.

Por su parte la afición dio impulso al equipo apoyando cada día desde las gradas del "Capitán San Luis" como si se tratara de la postemporada, de hecho, Pinar jugó prácticamente nueve partidos con ambiente de playoff.

Ahora llega la segunda parte de la 54 Serie Nacional donde los ocho sobrevivientes intentarán clasificar a la postemporada, instancia que parece asequible solo para Matanzas y Granma en estos momentos.

El resto de los clasificados lucharán durante 42 partidos por los otros cupos, pero en el ambiente muchos coinciden que los actuales monarcas aprovecharán el impulso anímico que dejó la primera vuelta para rebasar rivales y entrar nuevamente a la lucha por la corona.

Sin conocer al cierre de esta edición los refuerzos que arribarán de los elencos eliminados, es posible que hoy el cuerpo de pitcheo sea aún mejor, los jardines estén fortalecidos y la ofensiva mejore sustancialmente.

Más allá de los nombres, lo importante es que el campeón lució como ese equipo capaz de enfrentar a cualquier rival, sea ahora, en los playoff o en la Serie del Caribe.

Aquellos que no creyeron y pronosticaron la eliminación de Pinar ahora miran de soslayo al occidente de Cuba, saben que el rey aún conserva su corona y se aferra a ella.

"Nunca subestimes el corazón de un campeón" dijo en su momento Rudy Tomjanovich, director de los Houston Rockets de la NBA, tras ganar su segundo título consecutivo en 1995 después de una campaña complicada, una gran verdad que se ha repetido varias veces después. La última ocurrió hace apenas unos días en Pinar.