Ciertamente existe una muy remota probabilidad de que se produzca un cuádruple empate en el octavo lugar con marca de 22-23 entre Pinar del Río, Villa Clara, Sancti Spíritus y Las Tunas. Para ello, Pinar tendría que perder sus juegos pendientes contra Villa Clara y Las Tunas y dividir contra Granma. Sancti Spíritus tendría que vencer a Granma y Las Tunas a Ciego de Ávila.
Es poco probable; pero no imposible.
Sus marcas en los juegos entre ellos quedarían así, sin más opción:
Villa Clara (6-3), Sancti Spíritus (5-4), Las Tunas (5-4) y Pinar del Río (2-7).
La diferencia de carreras anotadas contra carreras recibidas entre ellos, con dos juegos pendientes es:
Villa Clara +2 (24-22)
Las Tunas +1 (32-31)
Sancti Spíritus +1 (40-39)
Pinar del Río -4 (27-31)
Si se diera, que ya parece algo milagroso, ni Sancti Spíritus ni Pinar del Río tendrían oportunidad de clasificar y todo se definiría por las diferencias de carreras con que Naranjas y Leñadores vencieran a Pinar.
Sancti Spíritus necesitaría que Las Tunas saliera de la ecuación con una derrota ante Ciego y que Villa Clara venciera 2-0 a Pinar para provocar un triple empate en que Sancti Spíritus clasifique por quedar con 24 carreras anotadas contra 23 de Pinar y 15 de Villa Clara. Otra resolución no menos milagrosa.
Villa Clara está apenitas menos complicado que estos dos. Necesita ganarle a Pinar y que luego estos no puedan ganar más de un juego de los tres restantes.
Pinar, como desde que empezó este enredo, cuenta con la ventaja de controlar su propio destino y si se quedara sería más por falla propia que por virtud ajena.
Todo parece cocinado. Solo falta que el cocinero no se duerma.