Escrito por:Juan Gualberto González Gómez (JGGG)

Un saludo tengan todos.

No sé hasta cuando la Federación Cubana de Beisbol (y el INDER, ¿por qué no?) seguirá con la política de la avestruz, esa que la lleva a esconder la cabeza bajo tierra y olvidar que el mundo sigue su inexorable decursar sin importar si esconde su testa o no.

En esta noche, el Noticiero Nacional de la TV, en su emisión estelar trajo a colación dos noticias que mucho que tienen que ver con el encabezamiento de este trabajo: una se refiere al loable trabajo que vienen desarrollando los matanceros con su Hall de la Fama, que sirve de ejemplo a seguir para otras provincias, y para los directivos del beisbol en Cuba.

La otra la trajo el polémico Pavel Otero, quien aboga por retomar el interrumpido trabajo para exaltar al SF a los mejores exponentes de la pelota cubana. Y allá comenzó a exponer muchos de los peloteros que deben integrar ese Salón, pero…en la infografía solo aparecieron los cinco peloteros cubanos del beisbol más reciente y obvió a los otros cinco de épocas pretéritas. No creo que haya sido un desliz, sino una forma de manipular una realidad que hace incompatibles los deseos de los directivos y los intereses de los aficionados. Pero lo peor de todo es que entre los mencionados con suficientes méritos no incluyo a la “manzana de la discordia”.

Todos los que seguimos el beisbol sabemos lo que hay tras bambalinas y no admitimos que nos pasen gatos por liebres, y no olvidamos los enormes esfuerzos que tuvieron que desplegar Ian Padrón y un grupo de seguidores entregados y desinteresados para rescatar ese proyecto, que luego fue distorsionado y “secuestrado” por la Comisión Nacional de Beisbol. Si se detuvo el proyecto fue por la intransigencia de esa institución (la FCB y su CNB), quien contra el deseo de la mayoría de los aficionados impidió la nominación de Antonio Pacheco (la manzana de la discordia) y que honorables integrantes de la comisión escogida se negaron a ser manipulados para hacerse cómplices de tal situación. Nos consta de primera mano la opinión y actitud de algunos de ellos, porque compartimos en diferentes actividades, y conocemos sus testimonios y experiencias al respecto. Es más, algunos de ellos decidieron dimitir antes que hacerse cómplices de una injusticia: esa que no incluye al palmero en una nueva exaltación.




Antonio Pacheco, “la manzana de la discordia”.


Algo se está por suceder y no hay que ser adivino para saberlo: esta situación de “inmovilidad” no puede ser eterna y solo hay dos soluciones para salir del estancamiento en que estamos abocados. Una es la lógica, la justa, la deseada por la mayoría: incluir a Antonio Pacheco en la exaltación; y la otra, pues decir por las claras que la FBC no está de acuerdo con ello y que se niega a revivir el SF. Ambas llevan una gran dosis de valor, que no estoy seguro sea atributo de quienes tienen la solución en sus manos.

En cuanto al comentario de Pavel Otero en el NNT dos cosas. Una: loable su interés en retomar el tema del Salón de la Fama y relanzarlo a la palestra pública deportiva para el debate de los interesados. Otra: estamos en Grandes Ligas al hablar sobre este tema, y el obviar los nombres de los cinco cubanos exaltados que jugaron en otras épocas y el no mencionar a Pacheco entre los que se merecen tal mérito, lo “descalifica” como periodista de ser elegible para jugar en las GGLL. Tiene potencial para ello, pero por el momento debe seguir en las Ligas Menores (A o AA, pero nunca en AAA o GGLL).

El avestruz debe de acabar de sacar su cabeza del hueco donde la tiene metida y terminar por enfrentar con valor la situación creada en torno al Salón de la Fama. O bien ocurrirá un buen día que un enojado transeúnte le de un soberano puntapiés en Dios salve la parte y le obligue a abrir los ojos y afrontar esa realidad existente; esa que se niega a asumir en contra de nuestra voluntad.

Bien por Pavel Otero al abordar el tema, pero…creo que se quedó corto: muy corto.

En cuanto a nosotros, los aficionados que somos mayoría, no aceptamos ninguna solución-parcial o definitiva- que no incluya al Capitán de Capitanes. Así de sencillo.